El pasado día 27 de diciembre, el periódico el País publicaba una noticia cuando menos llamativa en la cual una empresa norteamericana reclamaba 340.000 $ (260.000 €) a un exempleado que gestionaba su cuenta corporativa en Twitter por un presunto robo de “followers” (noticia El País y original del día 25 del New York Times). El método para calcular dicha solicitud de indemnización se basa en valorar en 2,5 $ (1,9 €) por seguidor –el perfil alcanzaba la nada desdeñable cifra de 17.000- durante 8 meses.
Lógicamente la noticia corrió como la pólvora por la red social y la primera reacción que generó la noticia fue la cuestionabilidad acerca del valor aproximado que se atribuía a cada seguidor así como los criterios para determinarla…¿por qué 1,9 €?
Días después encontré un “aclaratorio” post en el cual se filtraba un email del departamento de ventas con los precios comerciales establecidos para anunciarse Twitter (post y mail original de Clicz –en inglés- del anterior día 7 de diciembre).
Hasta aquí nada novedoso en esta versión beta salvo por el hecho de que se abre la posibilidad de pagar por seguidor o actividad.
Extractando estos serían algunos datos más relevantes:
– El anunciante deberá permanecer un mínimo de 3 meses, estableciendo un valor mínimo entre 15.000 y 25.000 $, requieriendo un mínimo de 50 tweets al dia por cuenta
– Puede pagarse en base a los términos CPF (Cost per Follower) y CPE (Cost per Engagement) siendo este ultimo referido a clicks, favoritos, retweets y menciones –todas las actividades que puede realizar un usuario-.
– El CPF es de 2,50 a 4 $ (de 1,9€ a 3,1€)
– El CPE es de 0,75 a 2,50 $ (de 0,6 € a 1,9 €)
Por lo tanto la iniciativa de la fijación del valor testigo para estimar el valor de un follower ha sido del propio Twitter, estableciendo un baremo estándar que sin duda crea un precedente.
Este criterio generalista evidentemente carece de excesivo fundamento ya que no se puede sistematizar el término “follower” sin ir más allá en el análisis de las motivaciones del usuario para seguir una cuenta y más aún derivarlo de un precio comercial a una tasación objetiva.
Cierto es que es una cuenta corporativa puede significar reputación, valor añadido, posibilidades de negocio, marca… pero sus seguidores puede que nunca traspasen la “potencialidad” y con ello la sobrevenida minoración de su posible valor real.
En resumen aún siendo cuestionable el fondo, el debate está abierto y seguro que tendremos nuevas noticias a lo largo de 2012.
P.D.: gracias por las aportaciones de los compañeros @ruthbenitoabog y @lawyerpina que me suscitaron el interés en seguir buscando…
Con vuestro permiso 